El recrudecimiento de las hostilidades en el este de la República Democrática del Congo (RDC), en las que está implicado el grupo armado no estatal M23, ha provocado nuevos desplazamientos masivos en esta región rica en minerales, y se teme que la capital regional pueda ser atacada, según advirtieron el viernes las agencias de la ONU.
“Estamos profundamente alarmados por el creciente riesgo de un ataque del grupo armado M23 contra Goma, capital de Kivu del Norte, en el este de la República Democrática del Congo. (…) Cualquier ataque de este tipo contra Goma podría tener consecuencias catastróficas para cientos de miles de civiles, exponiéndolos en mayor medida a violaciones y abusos de los derechos humanos”, declaró Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
Desde que la Misión de Mantenimiento de la Paz de la ONU, MONUSCO, se retiró de Kivu Sur en junio de 2024, las fuerzas de mantenimiento de la paz han defendido posiciones clave en Kivu Norte, incluidas Goma y Sake, donde han continuado los enfrentamientos entre el M23, las Fuerzas Armadas Congolesas y muchos otros grupos armados.
“El Alto Comisionado ha señalado en numerosas ocasiones que la violencia sexual es un componente clave, un componente muy horrible, de este conflicto”, añadió Shamdasani. “Los grupos armados secuestran, mantienen cautivas y someten a esclavitud sexual a mujeres y niñas, y muchas de ellas han muerto tras ser violadas”.
Cientos de miles de nuevos desplazados
Aproximadamente, solo desde principios de año, 400.000 personas han sido desplazadas en Kivu del Norte y del Sur, según la Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR.
Matt Saltmarsh, portavoz de ACNUR, puso de relieve la crisis humanitaria que sigue desarrollándose en gran medida sin ser vista por el mundo exterior. Informó de que “han caído bombas” sobre los campos de personas desarraigadas por la violencia en Kivu del Sur y del Norte.
Entre estos ataques se incluye el del 20 de enero, cuando las explosiones en el emplazamiento de Kitalaga, en Kivu del Sur, mataron a dos niños.
Asimismo, el 21 de enero, cinco refugios improvisados fueron destruidos en Nzuolo, cerca de Goma. Mientras que el miércoles, el emplazamiento de Bushagara, también cerca de Goma, sufrió “un fuerte impacto, causando pánico y nuevas oleadas de desplazamientos forzosos”, declaró Saltmarsh a los periodistas en Ginebra.
El portavoz señaló que los intensos bombardeos de los enfrentamientos en los que participan los rebeldes del M23 obligaron a las familias a huir de varios lugares de desplazamiento en la periferia de Goma e intentar buscar seguridad dentro de Goma. “El personal del ACNUR sigue sobre el terreno en Goma, ayudando a los civiles desplazados siempre que pueden y siempre que consiguen acceder”, dijo.
“Pero como pueden comprender, el acceso en estos momentos es extremadamente difícil”.
Advertencia de Guterres: aumenta la amenaza
El Secretario General de la ONU, António Guterres, expresó el jueves su alarma por la reanudación de la ofensiva de los rebeldes del M23 en el este de la RDC y por el “devastador balance” de víctimas civiles.
En una declaración, emitida por su portavoz, Guterres señaló la supuesta toma de Sake, en Kivu del Sur, por parte de los rebeldes respaldados por Ruanda, “lo que aumenta la amenaza” sobre la capital regional, lo cual está “agravando la amenaza de una guerra regional”. Ruanda niega cualquier implicación directa con los combatientes del M23.
“El Secretario General pide al M23 que cese inmediatamente su ofensiva, se retire de todas las zonas ocupadas y cumpla el acuerdo de alto el fuego del 31 de julio de 2024”, prosigue la declaración de Guterres.
Haciéndose eco de las preocupaciones del Secretario General, Shamdasani reiteró el llamamiento del Alto Comisionado, Volker Türk, “a todos los Estados con influencia sobre las partes para que les hagan ver la necesidad urgente de un cese inmediato de las hostilidades”.
El M23 está bien financiado y “cualquier papel desempeñado por Ruanda en el apoyo al M23 en Kivu Norte, y por cualquier otro país que apoye a los grupos armados activos en la RDC, debe terminar”, insistió. “La población está agotada por la violencia, agotada por el conflicto, agotada por los horrores de su vida cotidiana. Y no debe permitirse que esto empeore aún más”.
Las opciones de ayuda son duras y extremadamente limitadas
Cuando se le pidió que explicara los peligros a los que se enfrentan las personas refugiadas en los campos, Saltmarsh, de ACNUR, respondió que sus “opciones son duras y extremadamente limitadas. (…) Lo que recibirán en términos de ayuda es extremadamente limitado, y depende en gran medida de que organismos como ACNUR y nuestros socios de la ONU y las ONG puedan acceder a esos lugares”.
“Si lo están, podemos aportar un mínimo de ayuda, de lo contrario, los civiles estarán en zonas que ahora están ocupadas por los grupos armados. No tenemos acceso a esas zonas, así que nos resulta muy difícil decir cómo son las condiciones allí”.
Las provincias de Kivu del Sur y Kivu del Norte ya acogen a 4,6 millones de desplazados internos.
ACNUR también ha advertido que se han intensificado las violaciones de los derechos humanos, como saqueos, lesiones, asesinatos, secuestros y detenciones arbitrarias de desplazados confundidos con rebeldes.
“Los hospitales están casi llenos de civiles heridos”, dijo Saltmarsh. “Mujeres, niños y ancianos vulnerables viven hacinados y en condiciones precarias, con acceso limitado a alimentos, agua y servicios esenciales”.
Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).
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